Isidoro Díaz y Cos
Cortó dos murallas del castillo, entre la torre de los escudos y la puerta peatonal a la villa primitiva para poder subir al santuario en vehículos, corte que sin permiso, indignó a las autoridades de Sevilla, propietarios del castillo, enviándole el gobernador una dura reprimenda por escrito, pero nadie ordeno reponer las murallas cortadas.
Defendió con firmeza ante la Compañía de Aguas de Sevilla, la permanencia de la fuente de la Judía y el arroyo del Zacatín, captados por dicha empresa, como contestación a unas instancias de los vecinos que en diciembre de 1884, quejándose del atropello a valores públicos. Al comprobar que no habían comunicado ni solicitado licencia de obras, destruyó el tapamento de la fuente de la Judía, junto con el Juez, Albañiles y el Secretario de Ayuntamiento
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