martes, 17 de marzo de 2009

ALVAREZ DE CASTRO



Mariano Álvarez de Castro, Burgo de Osma (Soria) o Granada (Granada, (1749) – Figueras (Gerona), (1810) Militar español, era el gobernador militar durante el sitio de Gerona por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia española.

Ingresó muy joven en el ejército, y participó como oficial en el sitio de Gibraltar, en 1787. Tomó parte también en la guerra del Rosellón. En 1808, como brigadier, era gobernador militar del castillo de Montjuich de Barcelona, que se negó a entregar a los franceses cuando éstos entraron en la ciudad; sólo lo hizo, con protestas, cuando fue conminado a hacerlo por el Capitán General de Cataluña.

Huyó de la ciudad condal para unirse al ejército español cuando se inició la Guerra de Independencia. Al año siguiente fue nombrado gobernador militar de Gerona, ciudad que ya había sufrido dos asedios, sin éxito unos meses antes. A principios de mayo de 1809, los franceses empezaron a ocupar los pueblos de los alrededores. Álvarez de Castro, ante un sitio que se preveía largo y duro, preparó la ciudad para la defensa haciendo acopio de municiones y víveres. Al mes siguiente, el general Saint-Cyr, al frente de 18.000 hombres, se presentó ante los muros de Gerona, que sólo disponía de unos 5.600 soldados. Ante el inminente cerco, el gobernador publicó un breve bando: “Será pasado por las armas el que profiera la voz de capitular o de rendirse”. El general francés le envió un parlamentario indicándole que se rindiera, al que Álvarez respondió “que, no queriendo tratos con los enemigos de su patria, recibiría a cañonazos a cuantos parlamentarios le enviasen”.

El sitio de Gerona duró siete meses. En agosto, los franceses tomaron el castillo de Montjuich, la principal defensa de la ciudad, después de haber muerto las dos terceras partes de sus defensores. Álvarez de Castro no quiso claudicar; mandó construir barricadas y trincheras en el interior de la ciudad. A pesar del hambre y de las enfermedades que diezmaban la población, rechazó todas las ofertas de capitulación, hasta que en diciembre, agotado físicamente y enfermo, entregó el mando a Bolívar. Dos días después, el 10 de diciembre, la plaza capitulaba. Entre soldados y civiles, habían perecido unos 10.000 gerundenses. Los vencedores no trataron demasiado bien al defensor de Gerona. A pesar de su delicado estado de salud, lo condujeron como prisionero a Perpignan, desde donde le trasladaron al castillo de Figueras donde murió el 22 de enero de 1810.

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